Si queremos saber cómo habría sido la vida en el 9000 a.C., necesitamos recrear el pasado e imaginar la vida en esa época. Había grandes animales en la tierra, así que las personas tenían que ser cuidadosas. Por lo tanto, eran cazadores y recolectores (cazaban en lugar de criar animales y buscaban en la naturaleza sus alimentos básicos en lugar de practicar la agricultura). Claro, la vida era simple, pero también difícil. Tenían que pensar constantemente en cómo sobrevivir cada día y mantenerse alejados de aquello que los amenazaba.
En tiempos antiguos, los seres humanos cazaban alimentos con piedras y trozos de madera. Las personas necesitaban ser buenos cazadores porque esa era la forma en que se mantenían vivos; esto significa que si alguien no era un cazador suficientemente bueno, él o ella y su familia podrían tener muchos problemas para obtener comida. Ellos matarían criaturas como ciervos y bisontes, cocinándolos ya sea crudos o sobre llamas de fuego. La presencia del fuego no solo proporcionaba una fuente de calor y luz que asustaba a algunos animales, sino que también hacía posible que los hombres cocinaran su comida.
El otro 40% de sus días estaba dedicado a la comida. De los bosques y campos recolectaban bayas, nueces y raíces silvestres. Era este tipo de alimento el que nos proporcionaba vitaminas y energía. Las personas también recogían leña para sus fogatas y construían refugios contra el clima y los animales salvajes. La vida era dura e incluso peligrosa, y sin embargo, nunca estuvieron dispuestos a hacerlo de otra manera.
Y a medida que pasaba el tiempo, poco después, las personas que vivían allí cambiaron. Fue cuando se asentaron, en lugar de estar siempre en movimiento buscando suministros. Este fue un cambio increíblemente significativo, ya que permitió a nuestros antepasados formar medios para refugios más fuertes y comunidades establecidas. Podían contar los unos con los otros para recibir ayuda y existía un apoyo mutuo entre ellos.
La agricultura fue el evento que cambió todo para los seres humanos. Aprendieron a cultivar trigo y vegetales, así como a mantener ganado como cabras y pollos. Esto les permitió producir mucho más y atender a muchas más personas en su área. También aprendieron a preservar la comida para poder racionarla y no tener que pasar hambre, especialmente en tiempos de escasez.
Durante siglos, las personas han inventado una gran cantidad de cosas que mejoraron su vida de una u otra manera. Fabricaron herramientas agrícolas más eficientes para poder producir alimentos de manera más rápida y efectiva. Esto les permitió comerciar con grupos cercanos y obtener cosas que no podían producir ellos mismos. Enriqueciendo aún más la vida comunitaria, este comercio les expuso a nuevas ideas y estilos de vida.
La escritura fue otro paso clave en su camino hacia el crecimiento. Les ayudó a mantener un registro de su historia y también a comunicarse fácilmente entre ellos. Se inventaron el texto y el papel, encontraron una manera de registrar eventos, historias e ideas, lo que les proporcionó más conocimiento. Cuanto más aprendían los unos de los otros, significaba una vida mejor para todos, y de esta manera continuaron avanzando aún más en términos de agricultura, construcción, etc.
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